lunes, 12 de mayo de 2008

Conclusiones


Pleasantville no deja de ser un cuento de hadas moderno. Con todas las características más típicas de este tipo de historias. Pero con unos tintes de realidad social que lo hacen único. Aunque englobarla dentro de un único género cinematográfico sería muy difícil, la película tiene varios puntos para poder verla como una comedia, con tintes de drama y de cine fantástico. Por una parte, la historia narra el drama que cualquier persona diferente al resto del grueso de la población podría sufrir. Pero cuenta esta historia en clave de humor, mostrando una exageración de este tipo de problemas. Exagerándolo tanto que se podría identificar como una fantasía.

Lo más interesante de la película es la atmósfera de cuento fantasioso creada desde que entran en Pleasantville, dotándoles de una ingenuidad a los personajes, que en ocasiones creemos que no es demasiado creíble.

Personalmente, creemos que la película es una joya. Algunos no la conocían antes de hacer el trabajo y aunque los tres primeros minutos los pasaron pensando que sería la típica película americana de jóvenes de instituto, la entrada a Pleasantville les cautivó. No nos parece quizás demasiado acertada la forma de resolverlo que utilizó el director, con el personaje del viejo que arregla televisiones, debido a que rompe un poco la magia del cuento de hadas un viejo chalado que regala un mando que ha inventado a un acérrimo seguidor de una antíquisima serie. Si partimos de la premisa de que es una fantasía que lo sea en todo momento, porque esta escena rompe un poco el hechizo que después nos mostrarán. Este otorgamiento de licencias al realizado no deja de sucederse durante toda la película, puesto que en ocasiones peca un poco de ingenua.

Pero aún así, la idea última de defender la diferencia que hace único y perfecto a cada individuo está muy bien resuelta, utilizando muchas metáforas o comparaciones entre dos situaciones contradictorias poniéndolas en contraposición. La sutileza que tiene el director para establecer una crítica social, que es directamente aplicable a cualquier tipo de colectivo marginado de la sociedad, es la cualidad más destacable de la cinta, ya que asalta con delicadeza temas muy controvertidos. La idea de que aquello por lo que te condenan es lo mismo que por lo que te vuelves sagrado marca toda la narración. Se es libre cuando se es uno mismo.

En cuanto a la planificación de los planos, predomina el uso de planos ligeramente contrapicados, que normalmente ensalzan al personaje. No posee movimientos de cámara muy espectaculares, pero tampoco es necesario. De una manera bastante sencilla en cuanto a la realización cuenta todo lo necesario. Logra cautivar al espectador con planos, eso sí, en ocasiones, muy poderosos narrativamente, diciendo cosas relevantes tanto con los diálogos como con los planos.

El blanco y negro es un personaje más. El juego que se establece con los personajes que se sienten libres en contraposición con los más tradicionales y puritanos está logrando con creces, sin tener que recurrir a ninguna frase de guión que lo nombre. Después de informarnos y descubrir que es la película con más efectos digitales de la historia, sobre todo porque tuvieron que retocar y “dar color” a 1.700 tomas, es asombroso desde el punto de vista técnico. El uso de efectos, por una vez, queda muy elegante y muy sutil.

Los personajes son cercanos y empatizamos totalmente con ellos desde el comienzo. Porque hay que tener mucha maestría para que empaticemos con determinados comportamientos. Seamos sinceros, si ahora alguien de clase reconociera que sabe “¿a qué juegan sentados en la terraza de un bar en el episodio 7 de Verano Azul?”. Las risas en la clase resonarían durante días y días. Sin embargo, el personaje de David, nos pareció interesante. Nos hace gracia. Nos enternece.

Se trata pues, Pleasantville, de una pequeña gran película. Mantiene dentro de su tónica de fantasía una línea cruda y real que nos emociona y nos remueve por dentro. La idea de la diversidad de pensamiento como enriquecimiento de una sociedad es interesantísima. La idea de que nos da miedo lo que es diferente a nosotros mismos y que, si queremos crecer y ser más libres, debemos romper ese miedo, es hermosa.


Nos quedamos con la frase que David le dice a Big Bob durante el juicio: “La gente lleva dentro todo esto y lo que se lleva dentro no se puede parar”.
Una idea que ya Hermann Hesse retrataba con: "La verdad no se enseña, se vive". Juzgad por vosotros mismos.

3 comentarios:

Marisa Domínguez dijo...

Enhorabuena. Una página estupenda y un trabajo hecho con gusto.

Nury dijo...

Ser nosotros mismos nos hace libres y felices!

Nury dijo...

Ser nosotros mismos nos hace libres y felices!