lunes, 12 de mayo de 2008

Personajes: Betty Parker


Es la típica madre estadounidense de los años 50. Dulce, tranquila, amantísima, cebadora de sus retoños, la esposa perfecta, la vecina ideal. Sólo que dentro de esa carcasa tan bien adornada, late un corazón que ansía algo más. No sabe muy bien que es aquello que ansía, pero lo siente continuamente.
Es la primera adulta en volverse de color. Le pasa a partir de que Jennifer le explica, porque ella le pregunta, lo que es el sexo, y decide comprobarlo por ella misma. La curiosidad es la madre de todos los cambios, y esta curiosidad en concreto detona en un cambio extrañísimo en Pleasantville: cuando ella se masturba en la bañera, el árbol de su jardín estalla en llamas (de color). David busca y enseña a los bomberos a apagar el fuego y eso lo encumbra como héroe (especialmente para Margaret)
Intenta esconder el color de su rostro con maquillaje (ayudada por David), pero cuando Bill la pinta (y son capaces de demostrarse el uno al otro lo que sienten) ya no desea ocultarlo. Su arco de transformación tiene su punto álgido cuando su marido le dice que se maquillará, irá al ayuntamiento y todo “eso” desaparecerá y ella contesta, con la dignidad de una esfinge egipcia: “Yo no deseo que esto desaparezca”.
Su relación con Bill la hace más fuerte y segura de sí misma. Se muestra orgullosa de lo que es (de ahí que permitiera el retrato desnuda del escaparate) Parecen existir dos Bettys: 1. Sumisa y dócil con George, que se preocupa del qué dirán y de los comportamientos convencionales. 2. Atrevida y digna con Bill, sin miedo a los cuchicheos de la gente. Gana la segunda Betty porque es la que es realmente ella.
Apoya a David en todo momento, alegrándose cuando él se vuelve de color cuando la defiende y orgullosa de él cuando lo encarcelan. Cuando David decide volver al mundo actual, ella le despide con la amabilidad de siempre, pero habiendo crecido hasta alcanzar una personalidad más compleja.
La escena que cierra la película nos da a entender que ella no va a volver a ser la misma y que, aún sin saber a quien escoger (a George o a Bill) ella es la que tomará la decisión. Su alma es completamente libre y segura de sí misma.

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